Soy Sebastián, soy alchohólico y hoy no he bebido.
Cuando bebia esperaba con impaciencia la tarde. Sobre las seis tocaba mi propia campana interna y me ponía a beber. Aquello tenía una pega enorme, que más o menos sabía la hora a la que entraba en el bar, nunca a la hora en que saldría, ni las condiciones que tendría, ni el nuevo lío en el que me iba a meter.
Esta espera era, en muchos casos, lo más emocionante de mi existencia. Recordarlo me produce el escalofrío de haber pasado una triste etapa.
Ahora también espero con impaciencia. Pero otra cosa y de otra otra manera. Ahora espero los lunes a las 20h. es cuando inicamos la reunión en el nuevo grupo; Catedral en Santiago de Compostela.
La diferencia básica, es que no hay ansiedad durante la semana. Un día se sucede a otro y sé que tengo un buen número de buenos compañeros que el lunes escucharán con interés mis progresos y angustias, mis alegrías y decepciones.
No cabe duda de que he salido ganando.
Gracias por vuestra atención.
Felices 24 horas.
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