El Anonimato

En Internet: Conforme con la forma larga de la Undécima Tradición, que dice, “No se deben publicar, filmar o difundir nuestros nombres o fotografías identificándonos como miembros de Alcohólicos Anónimos,” no se deben publicar fotos de miembros de A.A. que se puedan reconocer como tal en sitios del Web a los que miembros del público tienen libre acceso, incluidas las páginas sin restricción de las redes sociales.

Sea cual sea el medio, nadie que no sea el mismo miembro tiene el derecho de revelar su afiliación a A.A. Como dijo Bill W. en el número de enero de 1946 del Grapevine: “Debe ser el privilegio de cada miembro individual de
Alcohólicos Anónimos abrigarse con tanto anonimato personal como desee. Sus compañeros de AA deben respetar sus deseos y ayudarle a guardar su anonimato en el grado que le parezca apropiado.”

Los comentarios son personales, alcohólicos anónimos ® y este blog no se hacen responsables de las opiniones aquí vertidas.


viernes, 18 de diciembre de 2009

EL CÍRCULO DE LOS VALIENTES

Soy Sebastián, soy alcohólico y hoy no he bebido.
A mí no me educaron, ni me prepararon para dejarme vencer. Los mensajes que me trasmitían: la familia, el colegio, los chicos del barrio, los catequistas, los vecinos… todos, eran de luchar hasta el final, de no dejarme de vencer, de quien la sigue la consigue.
Cuando llego a Alcohólicos Anónimos y me dicen: que tengo que derrotarme, que la lucha a brazo partido contra el alcohol es una desventaja. No entiendo nada. Se produce un corto circuito entre lo que he escuchado tantas veces y asimilé como el árbol a la savia y lo que me están contando esa gente desconocida, que a si mismos se presentan como alcohólicos y dicen que ya no beben.
No entiendo nada. Sólo puedo fiarme de mis propios sentimientos y emociones. Razono; mi vida lleva una deriva incierta, con ellos estoy a gusto, no me siento cómodo con el entorno, con los alcohólicos me identifico. Decido probar, sigo asistiendo a reuniones y decido que ese día, durante veinticuatro horas no voy a beber.
Me voy notando mejor y empiezo a comprender qué: yo no puedo contra el mundo, muchas cosas se me escapan, solo soy un ser humano a merced de las circunstancias y encuentro que la rendición incondicional ante el alcohol, provoca un sin fin de pequeñas victorias que me hacen más llevadera la vida.
Entonces descubro que tampoco nadie me educó para ser un alcohólico y que estar tirando mi vida en juergas sin sentido y ruinosas borracheras, es de cobardes. Decir no a la primera copa, me acerca al círculo de los valientes.
Gracias por vuestra atención.
Felices 24 horas.

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