Los miembros de Alcohólicos Anónimos comparten su experiencia con cualquiera que busque ayuda para su problema con la bebida; dan servicio persona a persona o “apadrinan” al alcohólico que llega a A.A. sea cual sea su procedencia. El programa de A.A., en el enunciado de nuestros Doce Pasos, ofrece al alcohólico una manera de desarrollar una vida satisfactoria sin alcohol.
El Anonimato
En Internet: Conforme con la forma larga de la Undécima Tradición, que dice, “No se deben publicar, filmar o difundir nuestros nombres o fotografías identificándonos como miembros de Alcohólicos Anónimos,” no se deben publicar fotos de miembros de A.A. que se puedan reconocer como tal en sitios del Web a los que miembros del público tienen libre acceso, incluidas las páginas sin restricción de las redes sociales.
Sea cual sea el medio, nadie que no sea el mismo miembro tiene el derecho de revelar su afiliación a A.A. Como dijo Bill W. en el número de enero de 1946 del Grapevine: “Debe ser el privilegio de cada miembro individual de Alcohólicos Anónimos abrigarse con tanto anonimato personal como desee. Sus compañeros de AA deben respetar sus deseos y ayudarle a guardar su anonimato en el grado que le parezca apropiado.”
Los comentarios son personales, alcohólicos anónimos ® y este blog no se hacen responsables de las opiniones aquí vertidas.
jueves, 12 de noviembre de 2009
CON QUIEN YO QUIERA
Haciendo un repaso de mi vida hay muchos rostros que se difuminan en el recuerdo. La gran mayoría pertenecen a amigotes de barra de bar. Otros son personas que pasaron por mi existencia en un momento determinado. A los unos y a los otros, los tengo asociados con momentos concretos de mi actividad alcohólica. Dejé de beber y no volví a saber más de casi todos ellos.
Haciendo cuarto y quinto paso, o cuando salta una chispa que me hace pensar en algún fantasma del pasado, no puedo evitar hacer una valoración moral de ellos. Éste era muy inteligente, ésta muy interesada, aquel era muy ladino, la otra chica se sentía muy sola… En general; apreciaciones muy comunes dentro del rango humano.
Lo que me resulta sorpresivo es que muchos de ellos eran personas que no me caían nada bien, que estaban muy alejados de mis intereses y aspiraciones. ¿Qué hacía entonces con ellos? Y no me refiero a estar un rato, sino que conviví y mantuve una relación estrecha, prolongada en tiempo e intensidad.
La respuesta es que con ellos bebía. Saltándome cualquier código ético o moral, los aguantaba, con tal de poder pedir la siguiente copa.
Uno de los mayores regalos que me ha hecho la sobriedad, es estar con la gente, qué de verdad quiero estar. Cuando alguien no me interesa no tengo porqué quedarme a su lado, me cambio de sitio y ya está. Él o ella, sigue su vida, y yo la mía. No se trata de tener razón, sino de estar a gusto.
Eso mismo me pasa con respecto a A.A. Si considero que uno o varios compañeros no son beneficiosos para mi recuperación, puedo irme, abrir un nuevo grupo. Seguro que todos salimos ganando.
Gracias por vuestra atención.
Felices 24 horas.
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